Repetir y practicar aquello en lo que crees, de alguna manera crea un hábito y eso está bien.
Sin embargo, en ocasiones muchas de esas creencias se han guardado de manera inconsciente en la memoria celular de tu cuerpo y es de esa forma como llegan a ti algunos patrones generacionales de pensamiento y comportamiento que no son tan fáciles desactivar, si no se hace un trabajo interno profundo.
Hoy no vine aquí a juzgarte ni a hacer de ti la persona que no quieres ser, pero si te sirve de algo, quiero que comprendas que, aunque no lo creas, detrás de ti y de cada uno de tus pasos y la manera como reaccionas ante algunas situaciones, siempre existe una creencia, un sentimiento, una necesidad…
Muchas de esas creencias se tornan casi indispensables, porque en algunos casos, se han estado reforzando y terminas creyéndote que son 100% verdad y no necesariamente es así.
Te muestro algunos ejemplos comunes:
“Los hombres no lloran”
“Tu mamá siempre tiene la razón”
“Tienes que ganarte el dinero con el sudor de tu frente” …
Luego, en su curso natural, aprendemos otras tantas que incorporamos como “normales” en nuestra vida personal:
“Yo no sirvo para las tener relaciones sanas, “No puedo confiar en los hombres (o en las mujeres)”, “nadie me entiende, todos me odian”, “no valgo nada”, entre otras…
Y por último y no menos importante, están esas “creencias que generan patrones” y acá te invito a que te tomes una pausa para que puedas comprenderlo.
Si yo te repito una y otra vez que no sirves para nada, estoy de alguna manera enviando el mismo estímulo una y otra vez con la misma información y llegará un punto en que te lo creerás tanto, que lo incorporarás a tu sistema de creencias.
Entonces, cada vez que surge un pensamiento negativo, tu red neuronal se activará y vas a experimentar una serie de emociones y sensaciones internas, que tal vez no sean del todo cómodas y te invitarán a quedarte en el mismo lugar sin tomar acción.
Te invito una vez más a exponer tu sistema de creencias.
Te dejaré un ejercicio que estoy segura te ayudará a ir tachando eso que no conecta con lo que realmente eres, pero que alguna vez te creíste y que definitivamente necesitas desprogramar…
Haz una lista de tus creencias y elige una de ellas. Identifica la que más te pesa, te afecta o te genera mayor incomodidad.
¿Listo?
Ahora necesito que seas totalmente honesto y te preguntes:
*¿Qué sientes cuando te crees esto?
*¿Qué pasa en tu cuerpo?
*¿Cómo actúas?
*¿Qué cosas haces o dejas de hacer?
*¿Qué dices?
*¿Qué NO dices?
*¿Cuál es tu diálogo interno?
*¿Qué cosas te dices a ti mismo?
Comienza con una sola. Repítelo con cada creencia.
Toma nota interna y si lo deseas, comparte con nosotros lo que lograste identificar con este ejercicio.
Me vas contando…
Juntos en tu proceso de sanación y transformación, ¡la seguimos!
najiba