Más allá de la cicatriz… El verdadero significado de sanar

Hoy quiero que leas esta historia de uno de mis consultantes que obviamente por respeto y confidencialidad no voy a revelar su nombre.

Es una historia real que trabajamos en terapia y mucho de lo que dice acá es muy probable que resuene contigo y te sirva.

Así comienza:

«Recuerdo la noche en que el mundo se detuvo. La noticia de la partida de mi abuela me dejó desconsolada. Era mi confidente, mi roca, mi mayor admiradora. Sentir su ausencia era como perder una parte de mí misma.

Durante meses me sumergí en un mar de tristeza. Cada rincón de mi hogar me recordaba a ella. Las noches eran interminables y los días, una “lucha” constante. Creía que nunca más volvería a sentir alegría.

Con el tiempo, en terapia, una de las cosas que aprendí fue que aferrarme al dolor solo me estaba haciendo daño. Empecé a buscar formas de honrar su memoria, de encontrarle un sentido a todo aquello. Trabajé mucho en terapia donde pude expresar mis sentimientos a través de las palabras y mis emociones. Comencé a estar más presente, a conectar con la naturaleza y a rodearme de personas que me amaban.

Poco a poco, empecé a sentir una pequeña chispa de esperanza. La tristeza seguía ahí, pero ya no me consumía por completo. Me di cuenta de que la pérdida me había enseñado mucho sobre la vida, el amor y los afectos.

Hoy puedo decir que mi abuela sigue viva en mi corazón. Y aunque la cicatriz de su partida nunca desaparecerá, he aprendido a vivir con ella. He integrado su ausencia y transformado el dolor en ganas y he encontrado un nuevo propósito en la vida.

Sanar no es olvidar. Es un viaje lleno de altibajos, pero también de crecimiento, transformación e integración.

Si estás pasando por un momento difícil, recuerda que no estás solo, al igual que yo lo hice, busca ayuda, comparte tu historia y permite que la luz vuelva a brillar en tu vida.

Sanar no es olvidar, sino transformar el dolor en experiencia. Es un viaje que nos lleva a conocer nuestros límites y a superar nuestras propias expectativas.

Sanar no es un destino, sino un viaje y en ese viaje, encontramos el verdadero sentido del tiempo y de nuestra capacidad de amar, de amarnos.

Déjame en los comentarios si te ha servido esta historia.

¿Cómo te ha hecho sentir?

Me vas contando…

Juntos en tu proceso de sanación y transformación, ¡la seguimos! 

najiba

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